Uno de los primeros temas observados en clase fue el de los hábitos alimenticios, donde analizamos que éstos constituyen uno de los primeros aprendizajes adquiridos por los individuos durante los primeros años de vida, e incluso de la adolescencia. Es mediante la observación, la ingestión de los alimentos determinados y la maduración del gusto, como se obtiene el comportamiento alimentario que se tendrá por el resto de la vida. Durante este aprendizaje existen factores tanto familiares como culturales, sociales, económicos, entre otros, que determinan la manera en que las personas se alimentan y construyen sus propias costumbres en cuanto a su nutrición.
Otro de los temas revisados en clase y que fue de gran importancia es el de la
“alimentación escolar”, dado a que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO) reconoce que es fundamental, durante la edad escolar, ayudar a los niños a
conocer los alimentos saludables por medio de una educación alimentaria y, a su vez, fomentar
buenos hábitos de nutrición para que sean mantenidos a lo largo de sus vidas. Es aquí donde
analizamos que las instituciones tienen el deber de promover una correcta alimentación a través
de dinámicas donde el alumno se involucre con su medio próximo, tales como los almuerzos y
meriendas saludables en las escuelas para mejorar la salud nutricional de los niños.
Aunque no se le ha tomado la importancia que le corresponde, la alimentación escolar es
el medio por el cual muchos niños en riesgo nutricional consiguen protección social y alimentaria;
dichos programas tienen el objetivo de incentivar a los padres de familia a mantener una dieta
saludable para sus hijos y para su mismo entorno.
El tema de la alimentación en las etnias nos ayudó a comprender que el proceso culinario
de los platillos étnicos es también, por sí mismo, una representación de las tradiciones que
engloba la disponibilidad de alimentos en ciertas zonas geográficas y los utensilios con los que son preparados. Por ejemplo, tenemos la cocina étnica mexicana; según la socióloga Hilda Cota
Guzmán, la cocina de México se remonta desde la época prehispánica donde, a pesar de los
cambios a través de los años gracias al mestizaje, algunas costumbres se han mantenido vivas en
conjunto con diversas cocinas regionales indígenas del país.
Por otro lado, analizamos también que la religión profesada por ciertas culturas es uno de
los factores que determinan el consumo o la prohibición de algunos alimentos y, por lo tanto, el
estado nutricional de quienes la practican. Una costumbre dogmática que la mayoría de las
religiones tienen en común es el ayuno con simbolismos particulares dependiendo de las creencias
de cada una, como medio de purificación del alma o eliminación de ciertos alimentos de acuerdo
con los calendarios festivos. Religiones como el budismo, hinduismo, islamismo, judaísmo y el
cristianismo, son algunas de las que poseen prohibiciones en mayor medida, siendo el catolicismo
una de las religiones que tienen menos en comparación con las anteriores.
Por último, respecto a la importancia de algunos alimentos como cereales y tubérculos
como constituyentes nutricionales de ciertas culturas, algunos de los cereales vistos en clase
fueron la avena, el arroz, la quinoa, el amaranto y el maíz. Mientras que los tubérculos citados en
clase fueron la papa, la batata o camote, la yuca, entre otros.
En cuanto a la importancia que el amaranto ha tenido en nuestra cultura, vimos que es
una planta que fue cultivada por los aztecas desde hace 8000 años, a través de la península de
Yucatán, al igual que en Perú donde su nombre es kiwicha. Así, puede suponerse que su
producción se da, mayoritariamente, en regiones templadas y tropicales. Hoy en día es un cereal
cultivado en África, China, Rusia, entre otros, a través de la exportación de Sudamérica.
Uno de los elementos que convierte en un alimento benéfico para todo tipo de población
es que es libre de gluten, que es una sustancia pegajosa y de color pardo, formada por proteínas,
que se encuentra en la semilla del trigo y de otras gramíneas y que proporciona gran cantidad de
energía al organismo. Este compuesto es a veces difícil de digerir por algunas personas, en especial
para pacientes con enfermedad celíaca.
La avena, por otro lado, es un cereal que también ha sido recomendado para pacientes
con diabetes, ya que posee carbohidratos complejos que permiten un aporte a la glucosa no tan
elevado en sangre, lo cual ayuda a estabilizar sus niveles. Igualmente, posee un efecto gástrico
suavizante al mantener tránsito intestinal por su fibra soluble e insoluble.
La materia de Antropología y Nutrición nos ayuda a comprender los factores que
determinan la alimentación en ciertas sociedades y poblaciones con culturas establecidas. Esto es
importante de considerar al momento de ofrecer a los pacientes una atención que sea integral y
contribuya a su bienestar biopsicosocial. Asimismo, contribuye al conocimiento sobre algunas
especies de alimentos, a conocer su origen, lugar de cultivo y propiedades para recomendarlos
durante la práctica clínica y no reducir la posibilidad de nutrientes que un individuo puede llegar a
tener con una dieta sana y equilibrada.
*Alumna de 4to. semestre de la carrera de Nutrición de Universidad Xochicalco Campus Tijuana.