|    Artículo:   El amor a la psicoterapia.   |

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28-02-2018
Introducción

Al investigarse tanto la teoría como la metodología de la psicoterapia de corta duración, se puede deducir que ambas se complementan significativamente, la terapia breve resplandece por sí misma, ya que es una de las terapias más utilizadas contemporáneamente. Así mismo, por reconocer su eficacia, se ha enfocado el artículo en la terapia de corta duración, iniciando por sus cimientos, hasta algunas de sus intervenciones, demostrando su flexibilidad y su esencia misma en ayudar al desprovisto, tal cual menciona Wender Ray:

«Se trata de “abrazar” casi a la gente por haber hecho lo mejor que pueden y después decirles “nadie podría haber hecho algo mejor”… Es mucho mejor ir despacio al principio que empujar rápido hacia alguna clase de intervención activa y hacer algo adelantado antes de que el problema y la forma en que se conduce quede clara y explícitamente explicada», (citado en Orozco, 2014, p.13).

La Terapia Breve Centrada en las Soluciones -TBCS- nació a comienzos de los años setenta en la ciudad norteamericana de Milwaukee, lo cual contextualiza Beyebach (1999) cuando un grupo de trabajadores sociales instaló un espejo unidireccional y empezó a experimentar con las ideas del MRI de Palo Alto, California. A este equipo inicial, que incluía a Insoo Kim Berg, Jim Derks, Elam Nunnally, Marilyn LaCourt y Eve Lipchik, se unió Steve De Shazer, que durante un tiempo había formado parte del equipo del MRI y volvió a Milwaukee para casarse con Insoo Kim Berg. El grupo empezó a reunirse en la casa de ambos, haciendo terapia gratuitamente para experimentar con nuevas ideas, siempre con el afán de contestar a la pregunta -¿Qué es lo que funciona en la terapia breve? - lo cual de una u otra manera los mantenía alertas y motivados a resolver en 
equipo de sesión cuestionamientos imprescindibles en sus inicios para marcar una nueva era psicoterapéutica.

Sostiene De Shazer (1985; citado por Lipchik, 2004, pag.41.42):

“El paso de la terapia familiar breve centrada en los problemas a la TCS ocurrió en 1982 de un modo fortuito. Según lo que yo recuerdo del incidente, varios miembros del grupo estable se hallaban tras el espejo formulando un mensaje de intervención para una familia que había acudido con su rebelde hija adolescente y que, al final de la segunda o tercera sesión, no informaba de progreso alguno. A los padres sólo les interesaba mencionar lo que su hija seguía haciendo mal y eludían cualquier pregunta sobre excepciones. La hija se mostraba huraña. Ese día, una de las personas tras el espejo —y hay opiniones divergentes sobre su identificación precisa— dijo: « ¿Por qué no les pedimos que la próxima vez traigan una lista de lo que no quieren que cambie?». Todos estuvimos de acuerdo, y recibimos una sorpresa agradable cuando los padres y la hija volvieron con listas bastante extensas de lo que apreciaba. Pero lo que más nos asombró fueron los cambios positivos informados por los tres miembros de la familia. Todos coincidían en que había disminuido la tensión en el hogar. Los padres creían que la actitud de su hija había mejorado, y la hija sostenía que sus padres ya no la criticaban tanto. Como la asignación de esta tarea al final de la primera sesión produjo resultados semejantes en el caso de otros clientes, se diseñó una investigación”, (De Shazer, 1985, pág. 147).

En este sentido De Shazer (2004) menciona que en 1978 este equipo creó el Brief Family Therapy Center, un centro clínico que desde el principio funcionó como un “think-tank” en el que los terapeutas pasaban cientos de horas observando sesiones de terapia, tratando de identificar lo que mejor funcionaba y sometiéndose a pruebas cada vez que había oportunidad durante las sesiones de los nuevos descubrimientos. Por lo tanto, se puede afirmar que desde sus inicios la TBCS surgió como una práctica basada en la evidencia mediante un proceso recursivo y dinámico de intervención, observación y teorización para apoyo psicopatológico.

En consecuencia, Bellak y Small (1980) plantean que hablar de terapia breve, en cuestión de antecedentes, es importante mencionar el origen de la terapia sistémica, la cual data desde 1950, una época en que la posguerra se convirtió en un campo de estudio para modelos de acción rápida y eficaz en el tratamiento de urgencias en situaciones traumáticas generando diferentes problemas psicológicos, a raíz de la guerra sobrellevada. En este sentido, De Shazer (2004) señala que “se fue generando un cambio de mentalidad en el que la naturaleza de los problemas y el mismo proceso psicoterapéutico comenzaron a considerarse de índole interpersonal”. (P.247).

Así mismo, se describe en Nardone y Watzlawick (1992) que fue en Palo Alto California que se abordó el modelo de trabajo terapéutico centrado en la resolución de problemas, dándose a la obra que en tiempo breve lograra aminorar el sufrimiento humano. A través de técnicas y estrategias en el menor tiempo posible, al menor costo y con la mayor eficacia, generando el denominado Arte del Cambio, título del primer libro: recurso manifiesto de la terapia breve evolucionada en 1992 presentando por primera vez protocolos específicos de tratamiento para trastornos particulares. Por lo cual, la terapia breve ha representado una especie de revolución copernicana en el campo de la psicoterapia, orientando la intervención terapéutica hacia la eficiente y rápida solución de los problemas presentados por los pacientes, demostrando que, aunque los problemas humanos puedan ser extremamente persistentes, complicados y dolorosos, no requieren necesariamente soluciones complicadas y prolongadas en tiempo y forma.

Ahora bien, De Shazer (1994) subraya que los problemas humanos no surgen como síntoma de alguna disfunción familiar o de un conflicto interpersonal más profundo, aunque no se interesó apenas por esta cuestión, su posición básica es la que había aprendido en el MRI: los problemas se originan porque en algún momento alguien empieza a considerar como problemática cierta dificultad y trata de resolverla, habitualmente esta dificultad inicial es el resultado de algún cambio vital o simplemente el resultado del azar o de un suceso inesperado.

Por otra parte, Nardone y otros (2000), consideran que se debe distinguir siempre en principio los dos principales enfoques: el dirigido a los problemas y el encaminado a las soluciones. Los antecedentes de estos dos enfoques provienen del pensamiento constructivista, del trabajo de Milton H. Erickson y los análisis de Gregory Bateson.

Terapia Breve Centrada en el Problema
Jeffrey K. y Stephen (2004) señalan que en 1968 nació “El modelo de terapia breve centrada en el problema, el cual fue elaborado por John Weakland, Don D. Jackson, Paul Watzlawick y Richard Fisch en el Mental Research Institute de Palo Alto, California”. Así como sostiene Bellak (2000) que los creadores de dicho modelo se encontraban interesados en la interacción de las relaciones, los sistemas humanos, la comunicación en familias y la cibernética incorporando el aspecto emocional de la comunicación. En este sentido, Nardone y Watzlawick (1992) coinciden que la terapia breve enfocada a los problemas, concibe el problema haciendo una distinción entre dificultades y problemas; las dificultades serían un estado de situaciones indeseables, que se considere que se han convertido en un problema, sus consideraciones serían las siguientes: intentar soluciones negando que es un problema, considerar el actuar, pero no se ha emprendido ninguna acción, o bien, se ha emprendido una acción cuando no se debería de emprender, ya que el cambio para eliminar tal dificultad no es práctico realizarlo. Por último, emprender una acción desde un nivel equivocado, por ejemplo el emprender un cambio de conducta, cuando se necesita un cambio de aptitud.

Terapia Breve Centrada en Soluciones
Euguiluz (2004) clarifica que la terapia breve enfocada a soluciones nace en 1978 y establece que los problemas que llevan los individuos a terapia son patrones de pensamiento, habla y acción cambiantes constantemente. La visión interaccional de la conducta humana apoya el hecho de que puede ser probable el desarrollo de patrones nuevos. La terapia se centra en las posibilidades y los recursos con los que cuentan las personas, en lugar de centrarse en el problema. En este enfoque figuran principalmente dos autores: Steve De Shazer y William O’Hanlon, quienes presentan métodos particulares compartiendo su interés por destacar y explorar las soluciones, capacidades, aptitudes y excepciones en los individuos. Apareciendo como un modelo diferente en la década de los 80 en el Centro de Terapia Familiar Breve de Milwaukee, Wisconsin. EUA.

Así mismo, Bellak (2000) sostiene que la psicoterapia breve como intervención terapéutica ha dejado de lado el modelo médico que marca la diferencia entre evaluación e intervención, ya que considera que la intervención del terapeuta inicia desde el momento mismo en que se pone en contacto con el paciente influyendo desde el primer momento sobre las experiencias y percepciones que los pacientes brindan de su situación. Lo mejor es que esa influencia sea positiva, alentadora, optimista, en búsqueda de que se proyecte una solución concretando la idea de un problema solucionable. El terapeuta desde el primer momento emite mensajes no verbales y verbales que le harán pensar al paciente de cierta forma. Entonces, es inevitable la influencia, por lo cual lo más conveniente es influir de modo positivo ofreciendo un marco de referencia en el 
que el paciente piense que dispone de todos los recursos y capacidades para resolver un problema tomando contacto con el proceso.

En este sentido, el objetivo de la terapia breve, es hallar una solución de la queja o problema para el paciente. Como señala Watzlawick (1999), el problema se puede convertir en una dificultad en la medida de las soluciones fallidas que han intentado para resolverlo formándose círculos viciosos e interminables sin que se den las condiciones para su propia terminación. Es en este punto cuando el individuo acude a terapia, para encontrar una solución al conflicto, por tanto el terapeuta debe comprometerse en formarse una idea clara de la situación, que el individuo ha intentado, así como la postura del paciente en relación a lo que espera del cambio, con esto el terapeuta puede apoyarse a definir los objetivos de la terapia, así como planear las estrategias y tácticas a seguir para poder llegar al propósito de la terapia. Para esto el terapeuta deberá elaborar una planificación de caso indispensable para realizar una intervención eficaz y resolver los problemas con claridad y funcionalidad.

Por tanto, Bellak (2000) plantea que el terapeuta debe planear con anterioridad la sesión, tomando fielmente en cuenta el objetivo o meta del paciente, en relación a la naturaleza del problema, el terapeuta examinará el problema para tener una idea clara acerca del mismo y cómo ha llegado a serlo en el individuo que lo consulta. Por ejemplo, cuando el paciente llega a afirmar que tiene un problema de depresión, el terapeuta debe clarificar qué es lo que entiende por depresión, definiendo así el problema para que este sea tratable de acuerdo con los comportamientos sobre los cuales se espera el cambio. Es por esta razón que al formular un problema será de gran utilidad realizar preguntas que permitan la descripción de las pautas de comportamiento y de las secuencias relacionadas - al qué, cómo, cuándo, dónde, con quién-.

El aspecto más radical de la concepción del cambio terapéutico estriba en que para Steve De Shazer (2004) los problemas y las soluciones no están necesariamente conectadas, sino que son independientes, en otras palabras, es probable que para dos personas con problemas prácticamente iguales las soluciones sean muy distintas; y a la inversa, que dos personas o dos familias con problemas diferentes lleguen a soluciones similares. Esta idea por un lado refuerza el planteamiento no-normativo de que no es necesario diagnosticar a las familias, y por otro reformula la concepción de la terapia: la intervención ya no se entiende como un proceso de resolución de problemas sino como una labor de construcción de soluciones. Sin embargo, Nardone y Otro (1999) mencionan que un punto importante que da crédito a los fundamentos de la terapia breve consiste en las técnicas de la hipnosis Ericksoniana, formadas en el grupo de Palo Alto; por mencionar algunas se puede hablar del lenguaje del cliente, utilizar metáforas, relatos, analogías, prescripciones de comportamiento, entre otras, son un ejemplo de los recursos utilizados como estrategias de dicho modelo. La combinación entonces de un cambio de acciones, va paralelamente a la modificación de la percepción de la realidad, mediante un repertorio apropiado de estrategias de la fórmula eficaz para resolver en tiempo breve los problemas del individuo.

Por último, menciona Bellak (2000) sobre las técnicas centradas en soluciones, son probablemente lo más conocido y divulgado de este enfoque terapéutico, más allá de los límites de la terapia familiar e incluso de la psicoterapia en general. Sin embargo, no debería confundirse la TBCS con la aplicación más o menos automática de técnicas como la pregunta milagro o las preguntas de escala, por citar las dos más conocidas. Puesto que realizar una intervención centrada en soluciones no sólo requiere emplear ciertas técnicas, sino hacerlo desde la posición terapéutica adecuada y sobre todo, utilizando un respetuoso y cuidadoso lenguaje verbal y no verbal. Por lo tanto, no es suficiente con plantear a una pregunta milagro; hace falta, además, trabajar con las respuestas que sus miembros vayan dando y seguir preguntando para lograr que estas respuestas resulten útiles, para definir el problema, es de gran utilidad la técnica de internalización que incita a los pacientes a personificar los problemas de manera que una vez que el problema este puesto fuera, como una entidad separada del sujeto, se pueda hablar con facilidad de su relación con el mismo. Para ello se hacen preguntas al paciente acerca de la influencia relativa del problema sobre su vida y sus relaciones e indagar así la manera como lo ha afectado.

Conclusiones

El apetito por comprender ampliamente el apropiado arte terapéutico, es un marco de referencia en realidad muy amplio, no obstante, al analizar la terapia de corta duración, ha generado sabiduría técnica y riqueza terapéutica dentro del marco teórico de la terapia breve de la cual considero emplear y perfeccionar en el ejercicio práctico, pero aún más, se aspira ampliar el panorama de las personas que soliciten apoyo psicológico.

Es realmente gratificante apoyar a los consultantes que suelen tener una visión con perspectiva de túnel o camino sin salida y en transcurso del proceso terapéutico su panorama de la situación pueda ampliarse adecuadamente, con base a lo analizado coincido que las terapias de corta duración son el ejercicio terapéutico adecuado de nuestra generación, puesto que reconozco, con base en la teoría, que las técnicas son muy efectivas, ya que adentrándonos en la realidad en este siglo de actualización y aprendizaje constante, el tiempo es muy valioso para la mayoría de las personas, por ende deseo ampliar la necesidad elemental de poder brindar un servicio de corto plazo, eficaz y funcional para la resolución de trastornos específicos, que pueden llevar a algún individuo a buscar ayuda psicológica.

Además, reflexiono de la relación entre terapeuta paciente, en la cual el individuo obtiene la capacidad de auto comprensión de las emociones, pensamientos y conductas, es también una forma de aprender a aprender la identificación de patrones en relación a las soluciones intentadas que no han funcionado para desvanecer el conflicto o problema que se presente, desde esta perspectiva, el individuo no se considera como un ser enfermo, sino como alguien con las habilidades necesarias para afrontar su situación, ya que cualquier persona es candidata a ser paciente determinando las metas según su caso, bajo este modelo se considera que cada persona percibe los problemas de manera única y diferente. Por lo cual la terapia de corta duración permite que el individuo examine dentro de sí mismo, en relación a su entorno, para encontrar el camino más adecuado para él, afanándose a sus propias necesidades, ya que el terapeuta por ningún motivo debe generar juicios de valor, tan solo interpretar las necesidades del paciente con creatividad, flexibilidad y efectividad terapéutica, que puede ser mostrada en la pronta independencia del consultante.

Por último, es indispensable reconocer la personalidad y las necesidad del paciente, el porqué está recurriendo a psicoterapia, de esta forma el proceso resulta útil, porque si bien la teoría nos dice qué es lo que se debe hacer en la práctica terapéutica, los tiempos y los momentos son diferentes en cada uno de los pacientes y hay que respetarlos para llegar a una buena conclusión. Por ende, el terapeuta centrado en soluciones ayuda a que el paciente pueda identificar los momentos en su vida actual en que se encuentra más cerca de su futuro deseado y con esto examina qué es diferente en tales ocasiones, al tomar conciencia de estos pequeños logros y ayudarles a repetir las cosas que pueden lograr cuando el problema no existe; concluyo que como terapeutas podemos ayudar al paciente a dirigirse hacia un futuro soñado, por lo tanto, metodológicamente la terapia breve demostró ser efectiva, porque sus técnicas de intervención se adaptan al tipo de demanda del paciente, generando en la propia persona soluciones que fomentan su creatividad y por tanto el control sobre las soluciones, dejando de ser importante la especificación del problema, esto a su vez le permite tener una visión diferente de la capacidad de las personas para el cambio. En cuanto a la eficiencia, siempre se logran cambios, éstos pueden ser producto del manejo de excepciones, tareas vagas, elogios, al igual quitándole responsabilidades que no tiene. Con lo que se podría confirmar que el cambio es inevitable y que se puede producir con tareas sencillas que ayuden a evitar las recaídas de los pacientes, pues ellos a final de cuentas son los más importantes en toda las sesiones, ya que estamos para ellos en todo momento, mostrándoles que ya no están solos y que la situaciones que padecen tiene solución.

* Docente de la Licenciatura en Psicología de Universidad Xochicalco, campus Mexicali. psicologo.francisco.garcia@gmail.com

Referencias
  • Bellak & Small. (1980). Psicoterapia Breve y de Emergencia. México: Pax.
  • Bellak. (2000). Manual de Psicoterapia Breve. México: Manual Moderno.
  • Beyebach, M. (1999). Introducción a la terapia breve basada en soluciones. España: Amarú.
  • Beyebach, M. (2006). 24 ideas para una psicoterapia breve. Barcelona: Herder.
  • De Shazer, S. (1999). En un origen las palabras eran magia. Barcelona: Gedisa.
  • De Shazer, S. (2004). Claves en psicoterapia breve. Barcelona: Gedisa.
  • Eguiluz, L. L. (2004). Terapia Familiar. México: Pax México.
  • Lipchik, E. (2004). Terapia centrada en la solución más allá de la técnica. Madrid: Amorrortu.
  • Jeffrey K. & Stephen G. (2004). Terapia Breve. España: Amorrortu.
  • Nardone, G. & Watzlawick, P. (1999). Terapia Breve: Filosofía y arte. Barcelona: Herder.
  • Orozco, J. (2014). Terapia breve para resolver problemas: caminos de regreso. Puebla: Cefap.
  • Watzlawick P., Bavelas J., Jackson D. (1997). Teoría de la comunicación humana. España: Herder.  

Por: Mtro. Francisco García Medrano*