|    Artículo:   Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl: El Hombre   |

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22-03-2016
Análisis del origen y vida del rey-dios Quetzalcóatl, uno de los mayores símbolos de la cultura prehispánica, a partir de las distintas versiones que se han hecho a través de la historia.
En esta investigación se presenta una visión histórica de Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, como un hombre superdotado que alcanzó la “iluminación” a temprana edad, hijo de un rey chichimeca y una mujer tolteca.

Nació en el año 1-Caña, en la vieja Tollan, y murió enfermo en el año 4-Tochtli, en la tierra de Tlapallan. Desde muy pequeño se destacó por su gran inteligencia y fervor hacia su religión.

Fue nombrado gran Tlatoani (Rey) del pueblo tolteca, el cual gobernó con sabiduría, promovió las ciencias, las artes, y amplio el imperio de costa a costa.

Esta visión se contrapone a la imagen falsa que difundieron los españoles del dios Quetzalcóatl, producto de sus interpretaciones o invenciones escuetamente reproducidas por los historiadores coloniales, escritores y pintores, que crearon una imagen distorsionada en función de sus intereses; de conquista y subyugación de un pueblo cuyas creencias y valores habían sido salvajemente destrozados.

Palabras clave: Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, historia Tolteca, Lucero de la mañana, Venus.

En la actualidad, la imagen predominante de Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl se originó como producto de las interpretaciones o invenciones escuetamente reproducidas por los primeros historiadores coloniales, críticos, literarios, escritores creativos, y pintores de épocas posteriores, que crearon una imagen de Quetzalcóatl atendiendo a sus intereses, con el fin de apoyar sus propios proyectos ideológicos, dejando de lado aquellos aspectos que no se apegaban a sus conveniencias.

Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, como una de las figuras centrales de la historia de la segunda parte del Imperio mexica, compartiendo glorias y rivalizando al mismo tiempo con una de sus dos principales deidades, Huitzilopochtli el dios de la guerra: lucha que se refleja claramente en la tradición mexica, la cual narra cómo Huitzilopochtli (Tezcatlipoca), disfrazado de hombre viejo, a través de engaños emborracha con pulque a Quetzalcóatl y éste, en su estado de ebriedad, comete incesto con su hermana Quetzalpetlatl.

Avergonzado, decide dejar su pueblo y se convierte en la estrella matutina Venus. Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, como uno de los varios hijos de un rey conquistador y una mujer de origen tolteca, que nació en el año 1-Caña, creció y se desarrolló en la frontera del Imperio tolteca.

Desde muy pequeño se destacó por su gran inteligencia y fervor en su religión, por medio de la meditación alcanza la sabiduría máxima, conoce la verdad absoluta, y al morir llega al cielo de la luz, convirtiéndose en una deidad.

El desarrollo de sus virtudes son reconocidas y apreciadas por el pueblo tolteca, por lo que lo designan como su nuevo gran Tlatoani; reinando con sabiduría por más de 200 años, periodo durante el cual promovió las ciencias, las actividades artísticas, y destaco como estratega militar.

Para poder entender mejor la conjugación de estas tres versiones de Topiltzin, Quetzalcóatl, es necesario primero pensar en él como un ser humano, que a diferencia a míticos héroes de las tradiciones griegos o judeo-cristianas no es un semidiós producto de la unión de una mujer mortal y una divinidad, sino que es hijo de un conquistador y una mujer común.

En segundo lugar, y esto es un poco más difícil, tendremos que reflexionar sobre el contexto histórico en el que se desarrolla y manifiesta su grandeza, ubicarnos en el tiempo y el espacio correspondiente; como si abordáramos una máquina del tiempo y regresáramos al pasado para comprender plenamente las diferentes concepciones de los primeros pobladores de México, en función de la necesidad propia de todos los seres humanos por entender su existencia y, de una manera u otra, poder explicar los fenómenos que día a día se suscitan en su medio ambiente.

Más aún cuando su razonamiento es rebasado y requiere acudir a las explicaciones de carácter metafísico, interpretando los eventos dentro de una cosmovisión general que determina su existencia y todos los procesos naturales que se suceden en su entorno, bajo un gran orquestador que permite la conjunción de todos estos fenómenos como efectos de un gran juego de fuerzas extraterrenales divinas, concepción que permite a sus mentes dar sentido a su existencia.

La explicación en base a la creación divina como respuesta al paradigma de la existencia, no es exclusiva de los pueblos meso-americanos, es un efecto que se repite en todas las grandes civilizaciones que se desarrollaron alrededor del mundo, ya que a problemas similares soluciones similares, aunque medie entre ellos miles de kilómetros de distancia.

En tercer lugar, es necesario aclarar que en esta región del altiplano del México antiguo se desarrollaba una civilización compleja, con la conjugación de diferentes grupos culturales integrados en naciones que al convivir entre sí compartían necesariamente rasgos comunes, pero sin dejar de mantener sus diferencias, las cuales les permitía conservar su identidad y creencias en forma específica.

Dentro de estas múltiples naciones históricamente resaltan tres de ellas: toltecas, nahuas (acolhuas y texcocanos) y aztecas. Las cuales, en base a los registros existentes y como producto de investigaciones arqueológicas realizadas, fueron de una mayor trascendencia por su expansión militar, que les permitió el dominio de una costa a otra del mundo conocido.

Estos tres imperios pre-coloniales presentaron su grandeza militar y espiritual en diferentes épocas siendo el Imperio azteca el predominante al momento del choque con los europeos, por lo mismo las ideologías y concepciones teológicas de estos tres grupos, a pesar de tener rasgos en común, no eran las mismas.

Ce-Ácatl Topiltzin, Quetzalcóatl, Serpiente Emplumada
En los cantares escritos unos años después de la caída del Imperio azteca se relata que un gran guerrero chichimeca llamado Camaxtli, rey y conquistador de muchos pueblos, en una de sus campañas de conquista por el Altiplano Central ve por primera vez a una hermosa doncella desconocida.

El Códice Chimalpopoca la refiere como una mujer guerrera de nombre Chimalma, quien con sus encantos e ingenuidad llama intensamente la atención de Camaxtli4, quien queda prendado de ella, mandando inmediatamente a sus consejeros y ministros que —en seguimiento a la tradición— soliciten permiso a sus padres y busquen a la casamentera para poder conocerla y platicar con ella.

Se menciona en los cantares que después de su primera baile de plática y enamoramiento Camaxtli queda perdidamente enamorado de ella, ordenando se realicen todos los preparativos para
poder desposarla.

Es así como del amor de esta pareja, en el día 1-Caña, nace un fuerte y bello niño que su padre pone por nombre Ce-Ácatl Topiltzin.

Desafortunadamente, según reza el Códice Chimalpopoca, su madre muere por complicaciones del parto, hecho que lo marcó ya que, desde muy pequeño, tiene el deseo de conocer más de su origen, de entender la vida y la muerte, denotando desde muy niño una clarividencia única y un deseo de conocimiento.

Al fallecer su madre Topiltzin fue entregado a sus abuelos maternos, quienes lo crían con amor y sabiduría, despertando en ellos una gran sorpresa y cariño en base a sus extraordinarias habilidades. Al cumplir los cinco años de edad, y siguiendo la tradición, con una mezcla de dolor y orgullo los abuelos lo llevaron al templo principal para ser consagrado a los dioses.

Con gran rapidez Quetzalcóatl aprende y desarrolla múltiples habilidades, sorprendiendo a los sacerdotes con su gran inteligencia, ganando su respeto y cariño por su gran fervor y dedicación al cumplir todas sus tareas. Estas cualidades le permiten absorber con gran rapidez los conocimientos que le brindaban cada día los sabios.

El rey Camaxtli, al ser enterado de los grandes avances de su hijo, muestra una predilección por él, situación que origina el desarrollo de un sentimiento de celos y odio entre sus hermanos; los cuales continuamente le ponen trampas que lejos de causarle daño favorecen el desarrollo de una gran habilidad y astucia para poder escapar de los peligros en que lo exponen.

Mientras en el templo transcurre en forma exitosa la infancia de Topiltzin, el rey Camaxtli no corre con la misma suerte, ya que durante una campaña es traicionado y asesinado por su tío, el emperador de los acolhuas5. Al entrarse del fallecimiento de su padre, Quetzalcóatl queda apesadumbrado y, al cumplir los nueve años de edad, decide abandonar el templo e iniciar la búsqueda de los restos de su padre, el rey Camaxtli. Después de un largo peregrinar y sortear varios peligros, encuentra los huesos, los trae a su tierra y le construye un templo para adorarlo.

Una vez cumplida su misión, y de darse cuenta que aún no había terminado su formación, decide reingresar a uno de los templos principales de la región del Tollan para terminar su maduración e iniciar la búsqueda de la verdad; lugar en el cual permanece hasta cumplir 12 años. A esta edad el sumo sacerdote considera que si bien no había cumplido la edad, dada su gran capacidad guerrera e intelectual demostrada, sí había alcanzado la maduración suficiente para partir.

Es así que siguiendo la tradición —la cual dictaba que al alcanzar la mayoría de edad (alrededor de los 16 años), los hombres abandonaran los templos y se reintegraran a la sociedad— deja la instrucción del templo e inicia su camino hacia la perfección, hecho acontecido en el año 12 ácatl-13 técpatl, 1 calli-2 tochtli.

Una vez fuera del templo, Quetzalcóatl inicia su recorrido visitando diferentes lugares, aprendiendo nuevas costumbres y conocimientos en forma recíproca, pues él enseñaba en una comunidad las cosas que aprendía en otra comunidad, actividad que desarrolló por un lapso aproximado de cuatro años.

Al cabo de dicho tiempo llegó a una laguna de agua clara y cristalina en la región de Tollantzinco, en la cual pudo verse reflejado con claridad; el poder verse a diario en medio de la paz y tranquilidad de la laguna le permitió iniciar la búsqueda de sí mismo y establecer una comunicación con su ser interno a través de la meditación, el sacrificio y la penitencia.

Para disponer de más tiempo o para la meditación, decide quedarse a vivir en ese lugar y construye una casa de ayuno a base de madera y ramas verdes, viviendo de los bienes que le brinda la madre naturaleza, entregado al ejercicio, la penitencia y los sacrificios durante varios años, con el anhelo de llegar a ser un hombre real y un guerrero prominente.

Durante estos años de meditación poco a poco los pobladores de la región acuden a él en busca de consejo, consuelo a su espíritu o, bien, a escuchar su sabiduría hablando de los dioses.

Su grandeza de espíritu y lo brillante de su raciocinio cautivan con facilidad a todas las personas que lo escuchan, quienes rápidamente hacen que su fama sea conocida por todos los pobladores del altiplano y cada vez sean más las personas que a diario acuden en busca de un consejo, a realizar oración y alabanzas, ofreciendo sacrificios a sus dioses en busca de mejores cosechas y salud para su seres queridos.

Por esos méritos, y por su ascendencia, los consejeros de la comarca de Tula se reúnen en un consejo supremo y deciden que —en base a que con los cuatro dirigentes anteriores no les había ido muy bien— Quetzalcóatl podría ser un buen gobernante; así que deciden ir a solicitarle de favor que se convierta en el primer gran Tlatoani de Tula, cargo que acepta después de una profunda meditación y de consultarlo con su Yo interno.

De esta manera, según los anales de Cuautitlán escritos en 1945, al cumplir los 16 años de edad, seguido de artistas, artesanos, sabios y población en general, se traslada a las riberas del río Tollan, lugar donde inicia la construcción de la nueva ciudad de Tullan (Tula). Hecho histórico según revelan los descubrimientos arqueológicos de Báez (2002).

Durante su mandato, la ciudad de Tullan (Tula) era un reino feliz, un lugar donde los pobladores ignoraban el hambre y disfrutaban de un gobierno fuerte, próspero y civilizado, dirigidos sabiamente por su gran Tlatoani, el señor Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl.

Este reinado no sólo se destacó por el resplandor del gobernante sabio y justo que está al pendiente de su pueblo, sino también como el dirigente espiritual que ejerce en forma extraordinaria la dirección de sus creyentes yendo siempre más allá de la forma clásica de las funciones sacerdotales, respetando estrictamente sus ritos ancestrales como el autosacrificio con el sangrado de lengua y orejas; pero se manifiesta en contra del sacrificio humano de toltecas, poniendo el ejemplo al llevar las ceremonias él mismo. De esta manera, con el ejemplo, exigía a sus seguidores cumplir con todas las normas.

En el terreno militar se distingue mostrando una gran astucia e inteligencia en el diseño y desarrollo de una campaña militar muy exitosa, que se fortalece creando modificaciones a la típica indumentaria militar tolteca, haciéndola más efectiva e impresionante, transformando a sus tropas en un ejército temido e invencible, gracias a lo cual expande su imperio y al cabo de poco tiempo conquista todos los pueblo conocidos de costa a costa, incluyendo el mundo maya, la influencia tolteca en la Península de Yucatán, lo cual queda de manifiesto específicamente en la ciudad de Chichén Itzá.

Después de 200 años de reinado y con el imperio de Tula bien consolidado, decide que es tiempo de terminar su ciclo, alcanzar la purificación y reunirse con los dioses, para lo cual convoca un consejo supremo, entregando el reino. Posteriormente Tula fue comandada por diferentes reyes hasta la época de Huémac, cuando inicia la caída del imperio.

Una vez libre de la responsabilidad de gobernar, en una mañana fría, Quetzalcóatl manda hacer una gran hoguera en la cual decide inmolarse, ardiendo lentamente mientas se sume en un estado de meditación completo. Se dice que cuando ardió, al punto en que se encumbraron sus cenizas hacia lo más alto del cielo y al acabarse sus cenizas, su corazón resurgió entre las llamas del fuego dirigiéndose al cielo, para lentamente entrar en en éste, recorriendo sus niveles. Y que al llegar al tercer nivel del cielo, nivel de la luz y la verdad absoluta, se convirtió en la estrella que al alba sale en el firmamento.

A través de la historia antigua de México la imagen de Quetzalcóatl fue utilizada para completar la conquista ideológica de los pueblos derrotados: En primera instancia, el mismo Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl lo toma de “Teotihuacán” para utilizarlo como emblema de guerra. Posteriormente lo toma Tlacaélel (consejero del emperador Mexica), para utilizarlo validando un linaje del Imperio azteca falso. Finalmente, lo toman los primeros frailes españoles que arribaron a México, para culminar la conquista ideológica de los pueblos indígenas.

La tradición mexica narra cómo Huitzilopochtli (Tezcatlipoca), disfrazado de hombre viejo engaña y emborracha con pulque a Quetzalcóatl, quien abandonado sus deberes sacerdotales comete incesto con su hermana Quetzalpetlatl. Avergonzado, decide abandonar su pueblo, se destierra, y al emigrar al oriente se convierte en Venus, la estrella matutina.

Esta narración aparece en diferentes códices y en los anales de Cuautitlán (1988; 30-38). Sin embargo, tenemos que recordar que a la llegada de los Mexicas al altiplano de México, en el año 1215 aproximadamente, el imperio Tolteca había caído bajo el imperio de los nahuas (acolhuas y texcocanos), más aún cuando el Imperio mexica se fortaleció, durante el imperio del tlatoani mexica Ahuízotl (1485-1502).

Según esta leyenda, es cuando se da la batalla mística por la herencia cultural tolteca entre Quetzalcóatl y Huitzilopochtli, el rey-dios Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl (1029 y 1040) ya se había ido, muerto e incinerado. Se había convertido en un dios, representado por Venus el lucero matutino.

Como se puede apreciar, Quetzalcóatl como un personaje de la historia Tolteca, hacía más de 300 años había muerto. Más específicamente, falleció en el año 4-Tochtli, en la tierra de Tlapalan, después de haber enfermado4. Por lo que el encuentro de Huichilopoztli (dios mexica) y Quetzalcóatl (rey-dios tolteca) no fue posible.

Esta idea sólo puedo ser bajo la concepción de Tlacaélel, sacerdote y consejero de la gran Tenochtitlan, que por más de cincuenta años construyó una historia propia del imperio, asesoró y condujo el pensamiento místico desde 1427 d.C. (año en que Itzcoátl asume el poder como Gran Tlatoani de los aztecas) hasta que Tlacaélel es asesinado, en 1487, durante el reinado del Tlatoani Ahuizotl.

Se entiende que Tlacaélel, para dignificar el origen chichimeca (linaje de perros, hombre encuerado que viene del norte) de los aztecas, desarrolla la idea de un linaje común, y con esta narración fusiona la cosmovisión mexica con la tolteca, justificando el derecho a reinar sobre todos los pueblos.

La visión de la imagen de Quetzalcóatl, como es narrada en la obra de Fray Bernardino De Sahagún (2006), trata de implementar un sincretismo con las imágenes representantes de la religión judeo-cristiana, por lo cual se resaltan con énfasis las cualidades de Ce-Ácatl Topiltzin: su condición célibe y casta, su recogimiento en el templo, el ejercicio exigente de los ritos, la penitencias y el auto-sacrificio, sus habilidades de chamán, curandero y dirigente ejemplar.

De esta manera lo convierte en un heredero y continuador del linaje, sabiduría y tradiciones toltecas, dejando de lado su capacidad guerrera y los sacrificios humanos de personas conquistadas. Ce-Ácatl Topiltzin diseña la construcción de la ciudad de la nueva Tullan a semejanza de la primera Tollan (Teotihuacán), y le impone su nombre. Ciudad que dirige con una perspectiva administrativa tipo teológico-militar, regida por leyes y reglas muy estrictas.

Ce-Ácatl Topiltzin asume el título del legendario fundador de Tollan y, haciendo honor a “Teotihuacán”, ciudad de los dioses, toma para sí la imagen de Quetzalcóatl (Serpiente Emplumada) como su símbolo real; la que difunde por todas las ciudades por las cuales expande su imperio (Teotihuacán en ese momento histórico se encontraba deshabitada como producto de las guerras intestinas, por la inconformidad de sus habitantes ante una pésima administración).

La imagen de la Serpiente Emplumada que toma de la ciudad de Teotihuacán le permite, a Ce-Ácatl Topiltzin, aprovechar en favor de sus planes de conquista dos simbolismos muy arraigados en la tradición mesoamericana; por un lado, la serpiente asociada al conocimiento, a los poderes reproductores de la madre tierra, de su fertilidad y, sobre todo, a la imagen de la resurrección, al cambiar cada año de piel y resurgir en una nueva vida.

Por otro lado, las plumas, sinónimo de la belleza y grandeza del quetzal; ave que además de tener un largo y colorido plumaje es poseedora de un bello canto, características que en forma simbólica los pueblos mesoamericanos relacionan con el dios Sol.

De esta manera es fácil apreciar que en la cosmovisión mesoamericana (desde sus inicios en la cultura olmeca), que floreció entre los 1500 y 300 años a. C., ya consideraban a Quetzalcóatl como un dios principal, íntimamente relacionado con la madre tierra (de donde obtiene todo su conocimiento y sabiduría) y conectado en forma directa con el influjo divino de la vida proveniente del dios Sol.

El nombre de Quetzalcóatl siguió presente al ser utilizado para sí por los sumos sacerdotes que lo sucedieron como representantes del mismo dios, del que adoptaban su nombre, es por esto que en los códices y narraciones se crea la confusión de la edad de este personaje, variando de los 180 a los 300 años.

Los primeros frailes que arribaron a la Nueva España, siguiendo un sincretismo religioso que les facilitara consolidar la conquista, manipularon la información recibida, tergiversando los hechos en favor de su religión judeo-cristiana.

Por ejemplo, procuraron emular la resurrección de Jesucristo al narrar que “…Quetzalcóatl al fallecer su padre, es asesinado por sus celosos hermanos, desciende al Mictlán (tierra de los muertos), encuentra los huesos de su padre y resucita para edificar un templo de adoración…”.

O al difundir la idea de que Quetzalcóatl realmente era un hombre blanco y barbado que rechazaba los sacrificios humanos o, más aún, resaltar una idea más conveniente para los invasores, aquella que dibuja a Quetzalcóatl como un dios bondadoso, que al ser burlado por un dios cruel (Huitzilopochtli) se destierra pero promete regresar por donde sale el Sol, en el año Ce-Ácatl, convenientemente el mismo año en que Hernán Cortés desembarca en las costas del Golfo de México.

Existen otras múltiples ideas que surgieron en torno de este personaje, unas de ellas muy descabelladas otras más probables, pero desde el punto de vista arqueológico y etnográfico no existen evidencias científicas que apoyen estas ideas.

Por: Dr. Rodolfo Alejandro de la Fuente Ruiz