¡Quien con lobos anda, a aullar aprende!
Refrán popular mexicano
La familia, sus costumbres, tradiciones, el sistema educativo, la escuela, la religión y todo lo que nos rodea, nos define como individuos dentro de un grupo social. En las últimas décadas la situación psicológica, educativa, social religiosa e incluso jurídica de las mujeres demuestran una notable evolución.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), define a la violencia de género, como cualquier violencia ejercida contra una persona en función de su identidad o condición de género, sea hombre o mujer, tanto en el ámbito público como en el privado. Pero comúnmente, la violencia de género es el nombre que se le da al tipo de violencia física o psicológica que impacta de manera negativa sobre la identidad, el bienestar social, físico o psicológico, que está dirigido hacia la mujer.
Si bien México es
un país en el que hay un alto índice de violencia contra las mujeres, ésta
también existe para los hombres y sus números son imprescindibles, ya que 88
por ciento de los homicidios registrados en 2015 fueron cometidos contra
hombres; sin embargo, uno de los principales problemas de esto es que se ha
normalizado. Lo anterior debido a que la sociedad y su visión de normalizar
este tipo de violencia ha causado que se hable poco al respecto, y en gran
medida se debe a la visión que se tiene de cómo “debe ser un hombre”: Un macho, no llora, es aguantador, es
peleonero, es violento, es el proveedor, entre otras características.
Imaginemos que un
hombre llega a declarar que fue victimizado por su mujer; es prácticamente
imposible, sería ridiculizado, se burlarían de él.
En México, hay tasas de
denuncias del 2%, que es un porcentaje muy pequeño, pero en realidad las
denuncias no se corresponden con la magnitud del problema. Podríamos
aventurarnos a decir que hay entre 7% y 10% de hogares donde ocurre este problema.
Las víctimas hombres
enfrentan obstáculos para dar el paso y denunciar: En una sociedad 100%
machista, una mujer que es víctima de violencia intrafamiliar muchas veces es
doblemente victimizada cuando va a declarar. Imaginemos que un hombre llega a
declarar que fue victimizado por su mujer. Es prácticamente inconcebible, generalmente
les dicen: 'Vete a tu casa y regresa la próxima vez'. Es un problema muy
complicado porque no sólo no es reconocido socialmente, sino que no es notorio por
las instancias jurídicas. Uno de los factores que influye en la violencia
doméstica contra hombres es el hecho de que en muchas familias los hombres han
dejado de ser los principales proveedores del sustento económico y en algunos
casos, eso deteriora su autoestima, pero esto no inicia en el matrimonio, si no
mucho antes. De acuerdo con expertos, las relaciones entre adolescentes no
están exentas de la violencia.
“Aproximadamente 42% de los
jóvenes y las jóvenes han denunciado haber sufrido un tipo de violencia en el
noviazgo. De ese porcentaje, 46% son hombres y 38% son mujeres", señala el
director del Instituto Mexicano de la Juventud.
Hay dos tipos de violencia emocional,
explica: Las actitudes de control que buscan impedir que el novio o la novia
tenga comunicación con algunas amistades, asista a alguna fiesta e incluso
tenga contacto con la familia y la actitud de subestimación, que implica
menosprecio y críticas constantes a la pareja. Expertos aseguran que no hay que
subestimar las alarmas que se encienden en los noviazgos adolescentes, pues
muchas veces los abusos trascienden la vida adulta y llegan al matrimonio,
donde el peligro de normalizar la violencia doméstica es latente.
Sonia Frías, especialista del
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) manifestó que los hombres padecen de
violencia física, así como acoso y hostigamiento sexual tanto de personas de su
mismo sexo como por mujeres, sin embargo, dijo, la violencia hacia los hombres
es menor que para con las mujeres.
La especialista, señaló que,
durante 2015 por cada asesinato de un varón a consecuencia de violencia
intrafamiliar en México, se registraron 8.6 homicidios de mujeres. Este tipo de
actos derivan de diversos factores biológicos, individuales y relacionales. La
Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH)
de 2011, indicó que 14.5 por ciento de las mujeres reportó haber sufrido
violencia física, 50.6 por ciento de las separadas y divorciadas la padecieron.
Además, otro 23 por ciento manifestó haber socavado la integridad de su pareja,
a lo largo de una relación amorosa. Cabe hacer mención, que el sexo masculino y
femenino poseen métodos de interpretación de violencia diversos: “Los varones
reaccionan con cierto grado de normalidad; las féminas lo hacen con enojo”.
Cuáles son los diferentes tipos de maltrato
- Degradación: Consiste en reducir el
valor de la persona. Llega a crear una dependencia hacia la persona que lo hace
y puede llegar a considerarse merecedor de ese maltrato. Algunos ejemplos son:
Eres tonto, ni siquiera sirves para...
- Cosificación: Es convertir a la otra
persona en un objeto, carente de deseos, necesidades o elecciones. Dificulta el
desarrollo personal de la persona que es maltratada, llegando en algunos casos
a destruir su identidad. Un ejemplo es que ya no sabe qué le gusta hacer, ni
comer, es supervisado en lo que come, en lo que hace.
- Intimidación: Causar miedo o temor.
Puede provocarle ansiedad el encontrarse todo el tiempo alerta, pendiente de lo
que pueda pasar o lo que pueda hacer la otra persona. Son habituales las
amenazas: ¡Vete de casa!, me voy a marchar con tus hijos y te vas a quedar
solo, como sigas llegando tarde un día me vas a encontrar muerta.
- Sobrecarga de responsabilidades: Exigir
al otro que se haga cargo de forma total, de las responsabilidades o de los
problemas. Puede llegar a dañar su propia vida, no dejando espacio para su
ocio, su salud, su descanso. Algunos ejemplos de ello son: ¿No pensarás ir al
gimnasio? Tienes que quedarte en casa por si acaso, no puedo entender que no
supieses que quería comprar hoy carne, no eres capaz ni de encargarte de eso.
- Privación: Consiste en limitar o
reducir la posibilidad de satisfacer las necesidades sociales, personales y
laborales del maltratado. Tiende a separarse de todos sus amigos, no quiere
buscar ayuda ni apoyo. Frases que podemos escuchar: No vayas con esos de la
oficina que sólo te traen problemas, has llamado a tu hermana, ¿por qué? ¿para
qué? ¿qué le has contado?
- Distorsión de la realidad subjetiva: Consiste
en transformar la percepción del otro. Al hombre se le crea una sensación de
confusión, de duda constante. Se encuentra cuando la pareja apela a la
superioridad de su lógica o su razón, cuando miente lo evidente o le engaña y
le hace ver que está confundido, cuando una cosa pequeña le pone la mayor
importancia para hacerle sentir culpable. Estás loco, ves lo que quieres, ese
gasto lo habrás hecho tú, pero como la cabeza no te funciona.
- Estrategias defensivas: Es trasladar
la responsabilidad de la violencia a la propia víctima. El hombre se siente
culpable y responsable de la violencia que sufre. Ves, esto es lo que te
mereces, yo no tengo la culpa, si no hubieses dicho esto, no estarías así
ahora.
- Violencia física: Es una agresión
contra el otro, no tienen por qué causar lesiones graves. Ejemplos son
bofetadas, empujones, arañazos, golpes, tirarle un objeto.
¿por qué el hombre no
denuncia?
Una de las problemáticas a
las que se enfrentan son los numerosos
motivos por los que el hombre no denuncia estas
situaciones de maltrato:
- Falta de apoyos jurídicos: Las leyes en materia de protección a hombres maltratados son prácticamente escasas.
- Problemas de credibilidad: Falta de apoyo familiar y conciencia social.
- Miedo al ridículo: Vergüenza de reconocerse víctima en una sociedad en la que, precisamente por atribuciones de género, el sexo masculino "deber ser fuerte" (al hombre tradicionalmente se le ha pedido fortaleza, dinero y producción).
- Mostrarse sometido o débil: Puede generar sentimientos de humillación.
- Creencias en torno al maltrato: me lo merezco, yo lo provoqué, le he hecho enfadar luego es mi culpa.
En México cada vez son más frecuentes los casos de hombres
que son víctimas de algún tipo de violencia por parte de sus parejas mujeres,
sostuvo el director del Centro Universitario Amecameca de la Universidad
Autónoma del Estado de México, Ranulfo Pérez Garcés, tras dar a conocer que
entre el año 2000 y 2012 la tasa de violencia intrafamiliar contra hombres de
25 a 44 años aumentó de 8.3 a 61.2 por ciento por cada 100 mil habitantes.
Tal vez valga la pena hacernos una reflexión personal: Si
pensamos por un momento que un amigo o un familiar nos dice que está recibiendo
maltrato físico o psicológico, ¿le animaríamos a denunciar o por el contrario
le pediríamos que no se metiese en ese lío?
*Docente de tiempo completo de
la carrera de Criminalística en Universidad Xochicalco, Campus Ensenada.