|    Artículo:   ¿Voy al médico o al psicólogo? Mis emociones vs. mi salud   |

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01-09-2017

Nuestro cuerpo nos envía señales (dolor) para llamarnos la atención sobre “algo” que nos conviene modificar, ya sean pensamientos dominantes negativos y/o creencias arraigadas que limitan nuestra vida, solo tenemos que aprender a escuchar.


Los investigadores tienen evidencia persuasiva de que al menos seis sentimientos se experimentan en todo el mundo: alegría, ira, enojo, miedo, sorpresa y tristeza.

Las emociones no expresadas y vividas en soledad afectan nuestra salud y se expresan en el cuerpo a través del dolor y/o enfermedad.

Tú mismo habrás comprobado alguna vez cómo un pensamiento positivo o sentir amor y compañía han contribuido a que sintieras menos dolor o molestia en una herida de tu cuerpo.

La somatización es la forma que tiene el cuerpo de comunicarse para traer al plano consciente la angustia, frustración, insatisfacción o estrés.

“Lo que no se expresa con palabras, se expresa con dolores”.

Anónimo.


Las emociones son estados internos que se caracterizan por pensamientos, sensaciones, reacciones fisiológicas y conducta expresiva específicos; surgen de modo repentino y parecen difíciles de controlar.

Los investigadores tienen evidencia persuasiva de que al menos seis sentimientos se experimentan en todo el mundo: alegría, ira, enojo, miedo, sorpresa y tristeza (Ekman, 1982). Varias otras, interés, vergüenza, desprecio y culpa, también pueden ser universales (Ekman, 1982, e Izard, 1982).

NATURALEZA DE LAS EMOCIONES

Las emociones están constituidas por componentes subjetivos, conductuales y fisiológicos.

Componentes subjetivos

Harold Scholosberg (1954) encontró tres dimensiones que describen de manera confiable los sentimientos reflejados en las caras. Puede pensarse en estas dimensiones como si fueran escalas de calificación que se aplican a todos los sentimientos. Una varía de agradable a desagradable. La alegría es placentera, mientras que la ira, el miedo y el disgusto no los son. La segunda escala va desde la atención a la experiencia, en un extremo, hasta el rechazo de ésta, en el otro. Las personas prestan atención a lo que les sorprende o les asusta y tienden a rechazar lo que las enoja o entristece. La tercera dimensión varía desde intenso, en un lado hasta neutral en el otro. La mayor parte de las emociones pueden ser fuertes o moderadas; puede decirse que los sentimientos felices van desde la alegría, que es intensa, hasta la satisfacción, que es un estado moderado. 

Componentes conductuales

La conducta en las respuestas emocionales incluye expresiones faciales, gestos y acciones.

Expresiones faciales

Las expresiones faciales se han estudiado más que cualquiera de los componentes conductuales. Se ha aprendido mucho, en parte porque los investigadores han detectado formas precisas para codificar los gestos (Ekman, 1982 e, Izard, 1982). Una estrategia popular es fotografiar, con una cámara escondida, las caras de las personas que reaccionan de manera natural ante experiencias que evocan emociones (por ejemplo, viendo películas o bajo tensión).

Como seres sociales que intentan continuamente convivir con otros, las personas dependen de los gestos faciales para comprender los sentimientos de los demás. Apoyo indirecto para esta idea proviene de estudios que indican que las especies sociales como los seres humanos muestran una gama mucho mayor de expresiones faciales que los animales solitarios que se comunican poco entre sí. (Buck, 1980.)

La conducta facial no sólo transfiere información a los demás, también transmite importantes datos a quien inicia la respuesta. Además de transferir información, los gestos faciales afectan a los observadores de modo más directo. La gente que observa que alguien manifiesta dolor muestra señales de agitación física y se siente angustiada (Vaughan y Lanzetta, 1979).

La habilidad para experimentar el dolor de manera sustitutiva (al mirar las caras de los demás) proporciona una base para la empatía. Si se ve a alguien sufrir, uno sufre y, a la vez, es probable que uno se sienta motivado para ayudar. Hay otra interpretación posible, la imitación de las vivencias internas de otros ayuda a determinar lo que está sintiendo.

Gestos y acciones

En los niños pequeños, a menudo las emociones se acompañan de conducta predecible. La ira está vinculada con actos vigorosos y activos como brincar en el mismo lugar y lanzar algo. La tristeza se asocia con respuestas de baja intensidad como quedarse viendo fijamente hacia la nada, chuparse el dedo o entrelazar las manos. El interés va de la mano con un examen diligente del entorno y exploración. En todos estos ejemplos, los sentimientos preceden y preparan para patrones de comportamiento adaptativo. La aparición de semejantes vínculos emoción-conducta en los niños muy pequeños sugiere una contribución genética.

Componentes fisiológicos

Hace más de 50 años, el fisiólogo Walter Cannon (1932) sugirió que el componente corporal de un sentimiento intenso proporciona al animal la energía que le ayuda a enfrentarse a las emergencias que hicieron surgir la emoción en primer lugar. Por tanto, las emociones han sido denominadas respuestas de pelea o escape. Los mismos cambios fisiológicos que suministran más energía, intensifican las experiencias emocionales. Las reacciones físicas como temblar, sonrojarse, palidecer, sudar, respirar de manera agitada y sentirse mareado le dan a las emociones una cualidad de urgencia y poder.

¿PERO QUÉ SUCEDE CON MI SALUD?

Solemos pensar una cosa y decir otra, sentir una cosa y hacer otra, no somos coherentes con nosotros mismos por miedo al rechazo, al abandono, a la crítica, a perder prestigio, al juicio… y entonces enfermamos.

 Algunas emociones y sus órganos asociados.

 

  • Ira – hígado.
  • Miedo – riñones.
  • Conmoción/susto (enfermedad aguda) – riñones y corazón.
  • Alegría – corazón.
  • Amargura (exceso de pensamiento y estimulación mental) – bazo.
  • Preocupación – bazo y pulmones.
  • Tristeza – pulmones.

La enfermedad es un mensaje del alma, un bloqueo emocional para avisarnos de algún aspecto de nuestra vida que nos conviene mejorar o cambiar, nos advierte que no vamos en la dirección correcta, y se manifiesta en el cuerpo a través de los síntomas para que sanemos. La mayoría de enfermedades tienen un origen emocional, y según sea la emoción, afectará a un órgano u otro del cuerpo, ya que se verán afectados por esas emociones y pensamientos negativos.

Si prestamos atención a nuestro cuerpo, aprenderemos a interpretar esos mensajes…

Las emociones no expresadas y vividas en soledad afectan nuestra salud y se expresan en el cuerpo a través del dolor y/o enfermedad. Nuestro cuerpo nos envía señales (dolor) para llamarnos la atención sobre “algo” que nos conviene modificar, ya sean pensamientos dominantes negativos y/o creencias arraigadas que limitan nuestra vida, solo tenemos que aprender a escuchar.

Pulmones y vías respiratorias

La respiración está relacionada con nuestra libertad, cuando no podemos respirar, es porque en verdad nos cuesta dar el paso hacia nuestra libertad, por el contrario, cuando salimos de una situación de agobio hacemos una inspiración profunda porque hemos exhalado esta situación de nosotros y obtenemos nuestra libertad pudiendo inspirar plenamente. 

Corazón

El corazón es el centro de nuestro Ser, está ubicado en el centro de nuestro cuerpo ligeramente inclinado hacia la izquierda y regido por el hemisferio derecho del cerebro quien gobierna o dirige nuestros sentimientos.

Está ligado directamente al Amor, al igual que los pulmones trabaja rítmicamente, en un latir bitonal, es dar y recibir, un intercambio que mantiene el equilibrio perfecto.

Toda afección o problema nos habla directamente de nuestros sentimientos y de la capacidad para expresarlos, a veces nos forzamos más allá de los límites emocionales, nos olvidamos de nuestras propias necesidades, en satisfacción de los demás, para sentirnos amados.        Otras veces nos negamos a abrir nuestro corazón por experiencias pasadas y miedo a ser heridos. Si estamos cerrados al amor corremos el riesgo de terminar en el quirófano y entonces sería la cirugía la encargada de abrirnos el corazón.

Estómago

Es la capacidad de aceptar o digerir a una persona o situación. Al padecer una afección estomacal debemos revisar nuestra intolerancia y temor a lo que no es de agrado, la resistencia a las ideas nuevas, dificultad para adaptarnos a algo o a alguien que va contra nuestras creencias en sus hábitos y manera de vivir. El estómago nos arde. La crítica interior interrumpe la comunicación con su corazón, no dando paso a su verdadero sentir.

Hígado

Descompone, almacena y reconstruye la materia. Si la vida de una persona se desmorona y no puede llevar a cabo la tarea de reconstruir, entonces se acumulan sensaciones de sobrecarga, sobre-exigido, lo cual puede generar descontento, odio y resentimiento. Este órgano nos indica nuestra capacidad para rehacernos a nosotros mismos, reconstruir y regenerarnos, este proceso de reciclaje o transformación necesita de toda la flexibilidad, aceptación a cada circunstancia de la vida; recordemos que nada es estático, que todo está en constante movimiento y en ese ir y venir nos vamos regenerando a cada instante.

Riñones

Son el canal procesador de agua más importante, es aquí donde se almacenan los temores resultantes de traumas dañando la vitalidad de la persona, bloquea su motivación y su entusiasmo. El miedo se almacena en los riñones, el individuo se hallará incapacitado de manejar situaciones emocionales futuras. Estas afecciones se manifiestan en personas con falta de discernimiento o incapacidad para la toma de decisiones. 

Intestinos

Delgado: Es el encargado de transformar los alimentos en nutriente y transmitirlo a las células del organismo. Los trastornos en éste, están directamente relacionados con la incapacidad de retener y absorber todo lo bueno que se presenta en la vida, las personas que padecen estas afecciones rechazan situaciones que no son de su agrado, aunque los inconvenientes sean mínimos.

Grueso: Las afecciones tienen que ver con las personas que les cuesta soltar viejas ideas o creencias: estreñimiento, o rechazan rápidamente los pensamientos que podrían beneficiarlos: diarrea.

Columna vertebral

La columna vertebral es el eje de nuestra estructura ósea, conductora de nuestro sistema neuronal, ella es el sostén del cuerpo, la encargada de mantenernos erguidos, por consiguiente, está vinculada directamente a la voluntad.

Nos da solidez y flexibilidad para realizar nuestras actividades, levantarnos, agacharnos, acostarnos, estirarnos, encogernos… acomoda cada una de sus vértebras según nuestro requerimiento y voluntad.

A medida que nuestros pensamientos se vuelven más rígidos, ella va tomando esa rigidez, disminuyendo nuestra flexibilidad, lo cual va limitando nuestros movimientos. Si observamos a personas que tienen actitudes firmes veremos que mantienen la columna recta, la cabeza erguida y el plexo solar expandido, por el contrario, cuando hay una voluntad débil, la columna se curva, los hombros se caen y la cabeza se inclina hacia el piso en una actitud de sumisión o derrota.

Las problemas sobre la parte lumbar están relacionados con la seguridad, con el “tener“, con las cosas materiales aquellas que nos dan apoyo, seguridad y sostén, cuando los miedos a las pérdidas o a la escasez aparece sintiendo la falta de control, es allí donde se manifiesta.

Los problemas sobre la parte alta o cervical están ligados a la inseguridad afectiva, son personas a quienes hacer es importante, manifestando su afecto a través del ello, basando así su seguridad. Sintiéndose queridas cuando alguien hace algo por ellos.

Cadera

Es una articulación fundamental, encargada de mantenernos de pie y en perfecto equilibrio, permitiéndonos caminar o avanzar hacia nuestro objetivo. Está íntimamente unida a la energía creativa, su flexibilidad expresa los sentimientos de libertad personal. Los dolores frecuentes marcan dificultad para decidirse, para pasar a la acción, miedo a comprometerse con algo o alguien donde los resultados pueden ser inciertos, miedo al cambio, falta de confianza en sí mismo.

             El mensaje es claro, confiar en nosotros mismos, siendo flexibles a los cambios, aceptar y decidir sin miedo a los errores, ya que somos los responsables del rumbo de nuestra vida.

Piernas

Son las encargadas de trasladarnos, de llevarnos hacia donde deseamos. Están ligadas a nuestra capacidad de impulsarnos, avanzar en la vida y en la forma de hacer frente al futuro.

La pierna derecha está relacionada con el presente-futuro y la izquierda con el pasado. Cuando tenemos dolores en ellas revisemos bien cuáles son las causas que no nos permiten avanzar, sea por miedo al futuro incierto o por algo del pasado que debemos dejar ir.

Alergias 

Es una respuesta hiperactiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa interna. ¿A qué somos realmente alérgicos? O ¿ante qué reaccionamos de un modo hiperactivo? ¿Qué origina de verdad esa irritación y la fuerte respuesta emotiva de nuestro organismo? Las alergias tienden a indicar un nivel profundo de temor, un miedo a participar plenamente de la vida o a despojarse de las ayudas para ser autosuficientes. Además… ¿Nos servimos de una alergia para conseguir cariño?

 

Hipertensión

El exceso de tensión emocional se debe, con frecuencia, a una alta presión sanguínea o una tensión nerviosa intensa. La causa reside en un profundo temor y falta de confianza, la sensación de que corremos peligro constante y debemos estar alerta. Esto puede atribuirse a alguna experiencia traumática en el pasado. Una respiración profunda y una total relajación son esenciales.

Infecciones urinarias (cistitis)

Se debe a una falta de expresión de los sentimientos negativos que tienen que ver con las relaciones (un 80% de los casos de cistitis se manifiestan en un momento de ruptura), así como a los temores y conflictos conectados con el renacimiento del propio ser más allá de las relaciones con los demás.


Entonces…  ¿voy al médico o al psicólogo?

Somatizar: un problema que va más allá del plano físico

Aún no somos del todo conscientes de la influencia mutua que existe entre la mente y el cuerpo. Sin embargo, todos de alguna manera hemos experimentado en las dos direcciones.

1. Cuerpo-mente

Cuando estás enfermo, tu cuerpo está lesionado, tus funciones orgánicas alteradas, y como no podía ser de otra manera, tu estado de ánimo se resiente y comienzas a sentirte decaído. Si tu cuerpo está dañado, tu mente también cambia, generando emociones y pensamientos diferentes a los que tendrías cuando estás sano.

Al enfermar, puede que sientas preocupación, miedo, tristeza o ansiedad acerca de tus síntomas, o simplemente tengas menos capacidad para disfrutar de las cosas que te resultan gratificantes cuando estás bien.

2. Mente-cuerpo

Ya hace tiempo que en muchas unidades de Oncología han incluido psicoterapia y talleres de risoterapia, porque de verdad se ha demostrado que el humor y las emociones positivas ejercen una gran influencia en los procesos de recuperación de los enfermos de cáncer.

Tú mismo habrás comprobado alguna vez cómo un pensamiento positivo o sentir amor y compañía han contribuido a que sintieras menos dolor o molestia en una herida de tu cuerpo.

Y es que la ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, debilitan nuestro sistema inmunológico o de defensa, con lo que aumentan la probabilidad de enfermedades o hacen que sea más difícil su recuperación.

Luego cuando nuestra mente está bien, es menos probable que nuestro cuerpo salga dañado, y cuando éste está lesionado, nos influye en nuestras emociones.

Y en esta interacción de lo psicológico y lo físico es donde surgen las enfermedades psicosomáticas, aquellas cuyos síntomas físicos no pueden ser explicados por una enfermedad orgánica, tal y como demuestran las oportunas pruebas médicas. En este sentido, consideramos la causa como emocional o psicológica, lo cual no implica que la alteración física no exista o sea simulada. De hecho, la enfermedad está ahí y el cuerpo está alterado en su funcionamiento o estructura, pero los síntomas y sus consecuencias (limitaciones en la vida diaria, dolor, entre otros.) son excesivos en comparación con lo que cabría esperar.

Los síntomas y síndromes que puedes manifestar si eres un paciente con somatizaciones son de lo más variado, desde leves hasta otros que revisten más gravedad:

Digestivos: intolerancias alimentarias, gases, dolor abdominal, diarrea, hinchazón, náuseas y más.

Pseudoneurológicos: pseudoconvulsiones, dificultad para orinar, amnesia, dificultad al tragar, visión borrosa, pérdida de voz, debilidad muscular.

Dolor crónico: dolor al orinar, dolor no focalizado, dolor en extremidades, dolor en articulaciones, dolor de espalda, dolor de cabeza.

Aparato reproductor: dispareunia (dolor durante el coito), dismenorrea (ausencia de menstruación), irregularidad en ciclos menstruales, hipermenorrea, sensación de quemazón en los órganos sexuales.

Cardiopulmonares: dificultad respiratoria en reposo, palpitaciones, dolor torácico, mareos.

Síndromes: alergias alimentarias extrañas, síndrome de fatiga crónica, síndrome de articulación temporomandibular, fibromialgia, sensibilidad a diversos medicamentos.

Las reacciones psicosomáticas son bastante frecuentes entre la población (12%) y se calcula que 1 de cada 4 pacientes que acude a su médico de cabecera presenta somatizaciones de algún tipo.

La atención sanitaria que recibe el paciente suele ir dirigida al alivio de los síntomas, por lo que, sin erradicar la causa, lo más probable es que la enfermedad siga manteniéndose en el tiempo y tienda a hacerse crónica.

No obstante, cada vez son más los pacientes que acuden a la consulta del psicólogo derivados por sus propios médicos de atención primaria, una vez que han descartado causa orgánica.

El médico los canaliza al psicólogo porque los síntomas sólo disminuyen por un tiempo o son sustituidos por otros nuevos, a pesar de haber realizado varios tratamientos y haber tomado analgésicos y ansiolíticos.

Al paciente le cuesta mucho aceptar la idea de que sea un problema psicológico lo que pueda estar causando su enfermedad. Cuando le envían al psicólogo, va con cierta resistencia porque no entiende cómo sus pensamientos o emociones pueden ser los causantes de algo que le duele, palpable, real y tan físico.  El paciente psicosomático puede visitar varios especialistas en busca de una solución a su enfermedad y suele reaccionar con hostilidad y frustración ante el médico cuando éste le dice que no puede prescribirle nada más.

Los trastornos psicosomáticos suelen estar asociados a trastornos de ansiedad; y ésta, suele traer un mensaje que puedes escuchar o ignorar: “hay algo que te causa malestar en tu vida y es hora de cambiarlo”.

Del mismo modo, la somatización es la forma que tiene el cuerpo de comunicarse para traer al plano consciente la angustia, frustración, insatisfacción o estrés. El dolor físico es el que da la cara, pero detrás hay un dolor emocional que reclama atención también.

Por tanto, si se toma conciencia de cómo la ansiedad, la depresión y el estrés influyen en el origen y la evolución de las distintas enfermedades del cuerpo, entenderán mejor cómo el psicólogo es, precisamente, el profesional sanitario indicado para ayudar cuando la dolencia es psicosomática.

Por: Mtra. Alejandra Valencia Gamero