|    Artículo:   Danza y literatura: parentesco estrecho   |

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03-05-2016
En términos de pensamiento, el dominio del lenguaje es casi absoluto, pues el pensamiento tiende a expresarse básicamente en lenguaje (lenguaje oral y escrito) y todo movimiento dancístico siempre expresa un pensamiento, de ahí, entonces, el parentesco tan estrecho que se expresa y existe desde los orígenes de danza y literatura…

En la búsqueda siempre imprecisa de los orígenes del arte, por lo común uno se va a encontrar con la díada que componen el pensamiento concreto y la abstracción. Opuestos ambos, porque el primero se caracteriza por el principio de utilidad práctica cotidiana; en tanto que el segundo, en sentido estricto, se vinculó con los lenguajes órficos heredados de la magia primero y luego de la religión y así, poco a poco, le fue dando origen, con los griegos, a la razón. Por eso, en el paleolítico, en donde se ubican las primeras manifestaciones artísticas (unas fijas y estables y otras muebles) y que mucho tienen que ver con las pinturas rupestres y con brazaletes y collares que portaban los cazadores de aquellos tiempos, lo que más destaca es la aparición de figuras de animales que los chamanes consideraban podían transmitir a quien dibujaba o portaba las características del tótem del cual provenían. Un círculo de conectividades significativas muy relevante desde el punto de vista del pensamiento abstracto.

Desde luego, ese círculo de conectividades significativas va a estar presente en el conjunto de quehaceres chamánicos que posteriormente vamos a conocer como manifestaciones artísticas y de cuyo parentesco, en sus orígenes, poco se ha indagado y precisado. Por poner un ejemplo: ¿qué fue primero, el movimiento dancístico que imitaba los movimientos del animal en la naturaleza o la palabra gutural que reproducía el sonido de esa misma naturaleza? ¿Qué dio origen a qué? ¿Vale la pena dar respuesta a esas preguntas? ¿Existe el parentesco entre las artes o ellas se dieron cada una autónomamente y sólo más tarde fue que se comenzaron a emparentar y luego ayuntar? Porque, de entrada, es diferente emparentar de ayuntar, pues ambas son actividades diferentes. Mientras la primera implica caminar juntas por orígenes comunes, la segunda conlleva unirse para cohabitar. Un ejemplo: la ópera conlleva el ayuntamiento de la literatura, la música y eventualmente la danza, conservando su autonomía cada una de esas expresiones artísticas. Mas, es así que el ayuntamiento es más extraño que el parentesco y sus orígenes más cercanos en términos de tiempo.

Pero, más allá de sus orígenes remotos, ¿qué vinculaciones hay hoy entre las artes que conocemos?

Se insiste, entre las artes se destacan dos tipos de vinculaciones. Una inmediata, que es el ayuntamiento, y una más remota que se refiere al parentesco. El parentesco, como se dijo, por sus vinculaciones con el pensamiento abstracto. El ayuntamiento no. El ayuntamiento es más inmediato y se da más en el terreno de la experimentación, en la medida en que las artes buscan cada vez nuevos caminos para expresarse. Así, vía el parentesco las relaciones entre las artes luego del clasicismo se hacen más estrechas y entre ellas buscan continuamente alimentarse y por eso se vuelve relativamente común ver aparecer en escena sobre todo artes que se acompañan al expresarse, hasta llegar al cine, cuando el acompañamiento múltiple se hace imprescindible.

Pero no es sólo en el marco del ayuntamiento en donde las relaciones entre literatura y danza aparecen. Ya desde las etapas del parentesco hay una cierta vinculación entre ambas. ¿O no hay acaso relación entre dibujar un trazo dancístico y elaborar una palabra que expresa un mundo nuevo; entre danzar y elaborar un texto? Más aún, no hay que olvidar que querámoslo o no, en términos de pensamiento el dominio del lenguaje es casi absoluto, pues el pensamiento tiende a expresarse básicamente en lenguaje (lenguaje oral y escrito) y todo movimiento dancístico (desde que acompañaba los ejercicios prebélicos hasta que era parte de las fiestas fáusticas) siempre expresa un pensamiento, de ahí, entonces, el parentesco tan estrecho que se expresa y existe desde los orígenes de danza y literatura, pues pensar es virtualmente hoy igual a hablar.

Más, lo que es preciso resaltar es que, en términos de arte, cada expresión de él tiene su propio lenguaje y es así que, cuando más de una expresión artística se encuentra con otra, lo que se establece es, pues, una mezcla de lenguajes que dan origen a un nuevo lenguaje particular.

En el libro de Dolores Ponce, Danza y literatura, ¿qué relación?, que en 2010 publica el INBA, es posible ubicar tres ensayos muy lúcidos sobre la temática hasta aquí tratada y sobre todo que invitan a profundizar en ella. De esta manera, por ejemplo, al leer a Ponce uno no sólo llega a los dilemas antes planteados sino que comienza a introducirse en otros que si bien esbozados en el libro citado abren espacios para pensar por ejemplo en hoy cómo ver esas relaciones entre danza y literatura en el marco contemporáneo de ambas, pues si bien, ambas en sus narraciones expresan o momentos de literatura en la danza o de danza en la literatura que son fácilmente detectables, no lo es tan fácilmente detectable cómo, significativamente, se relacionan ambas. Así, por ejemplo, si uno se refiere a La consagración de la primavera de Stravinski en la versión de Diáguilev uno va a encontrar múltiples relaciones entre danza y literatura que se vinculan con los profundos orígenes folklóricos de esa danza hasta con toda la narrativa del ballet que es un verdadero discurso paradigmático sobre la presentación en sociedad de las niñas que dejan de ser tales para convertirse en mujeres y sobre todo con los orígenes de la fertilidad como principio básico de la reproducción humana. O el Zapata de Guillermo Arriaga que profundiza sobre el arraigo de las luchas campesinas en México y que previamente habían sido abordadas en las novelas de la revolución mexicana.

Pero no sólo a ese nivel folklórico o rural es posible encontrar vínculos entre danza y literatura. Aún hoy, en la actualidad, esa relación se mantiene constante y continua en los ballets de los múltiples y diversos grupos de danza que se expresan a nivel mundial o los grupos múltiples que actúan en los escenarios del país, encontrando ellos en la literatura una fuente inacabable de temas y expresando por ende situaciones dramáticas o cómicas cuyo origen literario es innegable.

Es así que en la búsqueda de nuevos caminos de expresión la mezcla de actividades artísticas es hoy una tarea común y que tiene múltiples formas de hacerse presente. Las fotografías de Tunick que retratan miles de cuerpos desnudos y estáticos, que en su aparente inmovilidad son también expresión de movimiento; los collages que incluyen elementos de naturaleza múltiple; los performance, y desde luego el cine, al cual se incorporan varias expresiones artísticas, son ejemplos cotidianos de la mezcla mencionada. Es decir, hoy no es pues nada raro que danza y literatura se encuentren y se hermanen en la tarea de impulsar su creatividad mutua.

La relación entre danza y literatura, de esta manera, tiene varias vertientes que es difícil agotar en un escrito de esta naturaleza.

Por: Sergio Gómez Montero